El posible futuro del Sistema Eléctrico Nacional con la no aprobación de la Reforma Eléctrica
Finalmente, después de mucha discusión al respecto, la Reforma Eléctrica propuesta por el Ejecutivo ha terminado por no aprobarse. Sus impulsores se lamentaron no poder llevar a cabo la restructuración de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), mientras que sus detractores celebraron que los contratos con entidades privadas podrán mantenerse. Pero ¿qué es lo que realmente necesitaba el país rumbo a la confiabilidad eléctrica?, ¿qué sigue ahora para el sector? Para tratar de responder estas preguntas, charlamos con Javier Trejo, nuestro coordinador de Desarrollo de Nuevos Negocios:
Al estar dentro de una empresa de mantenimiento eléctrico, ¿cuáles crees que son los obstáculos más importantes que enfrentan los clientes cuando se trata de la conexión al Sistema Eléctrico Nacional?
Tendríamos que hablar de obstáculos tanto multifactoriales como multisectoriales. ¿A qué me refiero? Pues bien, para obtener una nueva conexión o un incremento de carga, tenemos que recurrir a varios sectores, digamos, de planeación pública: CFE, CENACE (Centro Nacional de Control de Energía), etc. Primero, los trámites con las entidades como CENACE y CFE que se deben hacer, que tienen tiempos de respuesta muy largos y procesos muy tediosos por la cantidad de información y documentos que te piden preparar para poderte atender. Segundo, el alto costo de las inversiones que se deben realizar para cumplir con las infraestructuras que exigen estas dos dependencias. Y finalmente, si logras librar los dos primeros obstáculos, el siguiente es la falta de disponibilidad de energía para los nuevos centros de carga o para los incrementos de carga.
Entonces, ¿de qué manera consideras tú que se hubiera beneficiado el Sistema Eléctrico Nacional con esta Reforma Eléctrica?, ¿o consideras que no habría habido ningún cambio?
No creo que hubiera habido beneficios para el Sistema Eléctrico Nacional o para los usuarios finales. Se pretendía volver a un esquema de monopolio vertical, en el que la CFE sería el único o el más importante actor, tanto en la generación como en el despacho, distribución y cálculo de las tarifas de energía. La historia nos permite mirar siempre hacia atrás, y si hacemos ese ejercicio, podemos ver que la CFE ha sido siempre una empresa que ha trabajado con números rojos y que se mantiene gracias a los subsidios que el gobierno le otorga. Pero cada vez es más obsoleta, y el Sistema Eléctrico Nacional demanda grandísimas inversiones, para actualizarlo, y no digamos para modernizarlo. Desgraciadamente, ni CFE ni el gobierno cuentan con recursos, y si los tienen, pues no hay planes de invertirlos en este momento.
Dado que no se aprobó la Reforma Eléctrica, ¿qué tipo de problemas, en cuanto a consumo de energía, principalmente, seguirán enfrentando las grandes y medianas empresas?
Hay problemas que prevalecen en el Sistema Eléctrico Nacional, como la falta de disponibilidad de energía para el crecimiento normal de cualquier usuario industrial —y me refiero a sus necesidades energéticas, por supuesto—. Se requieren de grandes inversiones para elevar la capacidad de transmisión y distribución, que permitan suministrar esta energía que demanda no solamente el sector sino todo el país en conjunto. Desafortunadamente, no se ve un panorama claro, ni con esta Reforma Eléctrica que se pretendía ni con la anterior.
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Hace unos días, una nota de El Financiero recogía las palabras de Régulo Salinas, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, y este decía que los apagones van a ser más habituales en uno o dos años. Con esto en mente, ¿cómo consideras que las empresas con operaciones críticas deberían afrontar este panorama?
Desafortunadamente, no se ven opciones a corto plazo. No existe oferta de energía en el mercado, ni pública ni privada. Una posibilidad sería que las mismas empresas que tienen los recursos económicos pudieran invertir en proyectos de generación para autoabasto, garantizando así que contarán con energía, no solo para mantener su operación, sino incluso para su crecimiento futuro.
Pero la parálisis administrativa que la Comisión Reguladora (CRE) y la Secretaría de Energía (SENER) presentan, prácticamente desde el inicio de la administración, ha impedido el otorgamiento de permisos de generación desde hace tres años.
La única alternativa que hoy tienen los empresarios es tratar de volverse más eficientes en cuanto a sus propio consumo o reduciéndolo, y de esa manera tratar de garantizar que, si bien no podrán evitar los pagos de suministro ocasionados por la propia falta de energía, sus procesos sean cada vez más económicos.
Y siendo más eficientes, habría un poco más de energía para pequeños crecimientos. De otra forma no hay opciones.
Finalmente, ¿qué más crees que le hace falta al Sistema Eléctrico Nacional para darle confiabilidad?
Nosotros sabemos que el único camino para contar con un Sistema Eléctrico Nacional confiable es la modernización, y esta solo se puede conseguir haciendo grandes inversiones. Desde la reforma del 2013 el Sistema Eléctrico Nacional está en manos de la CFE, la única parte que no se trató de privatizar; solo se abrió el mercado a la regulación de energía.
Pero, desde entonces —y casi siempre ha sido así—, la CFE, dueña del Sistema Eléctrico Nacional, opera con números rojos; no cuenta con recursos que le sobren como para invertir.
Hace falta mucha disposición y claridad de objetivos, tanto en la CFE como en el gobierno, para encontrar los mecanismos de inversión que permitan la modernización del Sistema Eléctrico Nacional. Y si no se cuentan con recursos, considero que deberían pensar en abrir también la posibilidad a la participación privada. Porque, de otra manera, nosotros no vemos otro camino.